( EDITORIALE )


LA VERDADERAS RAZONES DE LA GUERRA DE BUSH
de Agostino SPATARO *______________________________________________________________________

SUMARIO

- Berlusconi con Bush para participar en el reparto de los “dividendos de guerra”;
- la criminalización del movimiento por la paz;
- el Irak de Saddam: de guardián de los intereses occidentales a “Estado canalla”;
- la parodia de la fábula de “Alí Babá y los 40 ladrones”;
- incompatibilidad entre petróleo y democracia en Medio Oriente;
- los pueblos árabes oprimidos entre dictaduras y obscurantismo religioso;
- no resiste más la teoría maniquea del “bien” y del “mal”;
- las desatinadas acusaciones contra los pacifistas se adaptan mejor a los acusadores;
- el rol de la UE: cooperación pacífica para el desarrollo y la democracia en el mundo árabe;
- ¿por qué los Estados Unidos necesitan el petróleo iraquí?;
- la confirmación de la opción petrolífera de Bush;
- Países del Golfo: reservas comprobadas de 700 miles de millones de barriles de petróleo;
- del control de los recursos al dominio del mercado petrolífero;
- el monopolio de los recursos para condicionar el desarrollo mundial: los riesgos para la nueva Europa.

TABLAS
N. 1 “Los primeros 25 países productores de petróleo (año 2001)”
N. 2 “Los principales países consumidores e importadores de productos petrolíferos”
N. 3 “Los balances de las mayores compañías petrolíferas”
N. 4 “Consumos de productos petrolíferos por región”

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Berlusconi con Bush para participar en el reparto de los “dividendos de guerra”

Por voluntad de Bush, la guerra contra Irak, desgraciadamente, aparece como inevitable.

Todos los hombres y las mujeres amantes de la paz tienen el deber de batirse hasta el último instante útil para impedir esta guerra asoladora, injusta e impopular. Si existiera un sistema mundial de consulta democrática descubriríamos que, no obstante el martilleo psicológico de la propaganda belicista, los propugnadores de guerra son una restringida minoría que se está imponiendo sobre una interminable mayoría.

El gobierno Berlusconi, alejándose de las posiciones de sus principales partners europeos y dejando de lado la sabiduría de la tradicional política exterior italiana de amistad con el mundo árabe y de “equidistancia activa” con respecto al conflicto medioriental, ha querido alinear a Italia al flanco de un aleado que, sin consultar a nadie, ha ya planificado la intervención militar que podría efectuar también fuera de los sistema ONU y de la NATO.

El dato de veras abominable es que la adhesión del gobierno de centro derecha a la guerra de Bush no parece inspirada, como se quiere hacer creer, en principios de legalidad internacional y de lucha contra el terrorismo, sino a unas más turbias pretensiones de reparto del “botín de guerra” o de los “dividendos de guerra” – dirá algún elegantón – para acapararse una tajada del petróleo iraquí, cuotas de licitaciones para reconstruir el país destruido por las bombas anglo-norteamericanas, etc., etc.

Los italianos deben saber que a cambio de este inmoral e improbable “botín”, en todo caso retribución para pocos, Europa e Italia tendrán que hacerse cargo de las pesadas consecuencias provocadas por esta guerra sucia, tanto en términos financieros como de ayudas en favor de los centenares de miles de víctimas inocentes y de por lo menos dos millones y medio de prófugos (según estimación de la ONU), la gran parte de los cuales buscarán salvación hacia nuestras ciudades y países.

Como siempre ocurre, los Estados Unidos no tendrán estos problemas visto que se encuentran a unos 14 mil Km. del teatro de guerra.

La criminalización del movimiento por la paz

Como se ha dicho, en esta guerra están en baile intereses fuertes e inconfesables tales que no admiten ser rebatidos “en el frente interno”, hasta el punto de querer deslegitimar el amplísimo y variado movimiento que se opone a la guerra de Bush y reclama la paz, también para evitar que Italia sea arrastrada en esta peligrosísima aventura.

¿Quién lo habría pensado nunca? Un gobierno, que se sustenta en una fuerte componente católica, considera delito la exposición del estandarte iridiscente del movimiento pacifista internacional y tilda como antipatriotas y “enemigos” a los que, en vez de guerra, piden paz, en sintonía por lo demás con el firme y solemne pedido del Sumo Pontífice.

Está en acto un intento gravísimo y sin precedentes, de deslegitimar y criminalizar un movimiento tan amplio y transversal que, superando las categorías de pertenencia partidística, se propone como punto autónomo de agregación y de movilización de la conciencia democrática y civil del país.

Resulta de veras estrafalario sentirse acusar de estar haciendo el “juego” del dictador Saddam o del terrorista saudita “Bin Laden” por parte de gobernantes que actúan y predican en sintonía y/o en continuidad con intereses que con estos dos tristes personajes han combinado negocios de variada naturaleza, tanto en los Estados Unidos como en Italia.

El Irak de Saddam: de guardián de los intereses occidentales a “Estado canalla”

La inhumana dictadura de Saddam Hussein es, en primer lugar, un problema del pueblo iraquí que, desde hace unos 30 años, sufre sus más graves consecuencias políticas, económicas y de los derechos humanos.

Hasta hace pocos años, para el Occidente y para el cercano Oriente islámico “moderado”, vale decir rico de petróleo, el régimen despótico de Saddam no era un problema, sino un recurso político y militar que se interponía, como represa antifundamentalista, entre la revolución komeynista y las ingentes reservas de petróleo del área del Golfo.

Aun antes, hasta la instauración de la dictadura personal de Saddam Hussein, también los movimientos y los partidos progresistas y de izquierda han mirado, con interés y simpatía, a la experiencia política iraquí llevada adelante por una coalición de fuerzas democráticas que, aun dominada por el partido Baas, había iniciado (con algunos resultados) un proyecto de economía mixta y de reforma de la sociedad y del Estado en sentido laico y pluralista, que ambicionaba proyectar adelante la contradictoria experiencia panarabista nasseriana.

Hoy, la administración USA define a Irak como “Estado canalla”, en 1980 los gobiernos de los Estados Unidos y de varios países europeos, sin considerar las degeneraciones morales y políticas del régimen iraquí, han armado e incitado a Saddam a desencadenar una desastrosa guerra di agresión contra Irán, que duró ocho años, para bloquear en los pantanos de Shatt-el Arab a la ola triunfante del shiitismo komeynista, que de otro modo se habría derramado en todas las petromonarquías del Golfo y en primer lugar en Arabia Saudita.


La parodia de la fábula de “Alí Babá y los 40 ladrones”


Los líos para Saddam empezaron con la inaceptable invasión de Kuwait, esto es, desde cuando incautamente, se puso a “bromear con las cosas series”, o sea con los recursos energéticos del Golfo.

Para destronar a Saddam Hussein, se ejerce, desde más allá de una década, contra un Irak derrotado y territorialmente desarticulado, una fuerte presión militar, mediante bombardeos cotidianos anglo-estadounidenses, agravada por un sistema envilecidos y estéril de sanciones de la ONU que han sólo exasperado la condición alimenticia y sanitaria del pueblo iraquí.


No obstante todo esto, Saddam está siempre solidamente al mando del segundo país más rico de reservas de petróleo que - como veremos – se consideran indispensables por los estrategas de las oligarquías Pedro-financieras norteamericanas.

En sustancia, se quiere hacer la guerra no para castigar las maldades del pasado o para desarmar a Saddam, sino para removerlo, con todos los medios, ya que su permanencia en el poder impide el acceso de las compañías USA a las reservas de petróleo iraquíes.

En su lugar iría un gobierno fantoche, ya confeccionado por la CIA, que abriría las puertas a la razzia de las grandes compañías.

“¡Ábrete, sésamo!”, o sea una desconcertante parodia de la fábula de Alí Babá – que, como se sabe, está ambientada por esos lados – en la cual se invierten los roles de los protagonistas: el que acaparará el tesoro ya no será Alí, sino los 40 ladrones.

A este punto, tal vez, no sería ya necesario buscar, por desiertos y ahora también por mares ilimitados, los mecanismos de destrucción de masa de Saddam porque, bajo un gobierno amigo o incluso bajo un protectorado anglo-norteamericano, dichas armas ya no harían escándalo, ya que se encontrarían en compañía de arsenales químicos y bacteriológicos, igualmente mortíferos, poseídos regularmente por lo menos por 160 Estados de este planeta que, según parece, no preocupa a nadie.

Incompatibilidad entre petróleo y democracia en Medio Oriente

Se dice que la guerra es necesaria para abatir a la dictadura e instaurar la libertad en Irak. También este argumento abre una cadena de contradicciones. Aparte los límites siempre más degenerantes de las democracias occidentales, hay que resaltar que, hoy, en el mundo se cuentan decenas y decenas de regímenes dictatoriales de varios coloridos políticos, algunos seguramente peores que el de Saddam.

Sobre todo, en Medio Oriente se registra una alta densidad de dictaduras que, bajo forma de reinos feudales y absolutistas o de repúblicas “hereditarias”, dominan la vida política y económica de todos los países ricos de petróleo. Los pueblos mediorientales son las primeras víctimas de este régimen político que aparece marcado por una suerte de incompatibilidad entre petróleo y democracia.

En realidad, la dictadura es el sistema más eficaz para controlar los ingentes recursos energéticos y para garantizar la continuidad del intercambio inigual y corruptivo entre los poderes patrimoniales locales (a menudo de natura tribal) y las grandes multinacionales dominadoras del mercado petrolífero mundial.

Desde cuando el mundo es mundo, las dictaduras no se abaten con las guerras, incluso preventivas, ni con reñidos congresos de opositores, en gran parte asalariados, que se realizan en hoteles de lujo de Londres o de Washington, sino que las combaten, a rostro descubierto, también militarmente, los movimientos unitarios de liberación nacional que se asumen la responsabilidad política y arriesgan lo que hay que arriesgar.

Sin embargo, si de veras se quieren combatir las dictaduras con la guerra, entonces sería necesario poner en la cúspide de la lista a los regímenes feudales de las petromonarquías del Golfo donde un poder absolutista y retrógrado no permite las Constituciones, los parlamentos, los partidos políticos, los sindicatos, los diarios independientes, las libertades de culto, de asociación, etc., etc.

Los pueblos árabes oprimidos entre dictaduras y obscurantismo religioso

La verdadera preocupación de los fautores de la guerra no son las dictaduras que niegan las libertades a centenares de millones de ciudadano árabes obligados a vivir en un régimen político especial, dentro de Estados-cuartel, oprimidos en la férrea tenaza de regímenes iliberales, fundados en privilegios escandalosos, y del integrismo fanático y terrorista que querría anulare lo poco de progreso civil y cultural fatigosamente conquistado.

En esta guerra la verdadera puesta en juego es el control político y militar de los recursos petrolíferos que el liberalismo globalizante se quiere asegurar. Aun con riesgo de la paz mundial, porque - según la propaganda belicista- no queda ya espacio para una iniciativa negociadora para llegar al desarme iraquí, según el dictamen de las resoluciones de la ONU.

“Sólo un milagro podrá evitar la guerra” ha sentenciado el Hon. Berlusconi, saliendo del vértice extraordinario de la UE.

Tales posiciones confirman la más que legítima sospecha según la cual, desde hace tiempo, en los planos altos de la finanza y del conjunto militar-industrial Usa ha sido decidida y planificada la guerra preventiva contra Irak y nada podrá detener la poderosa y mortífera máquina bélica norteamericana. A no ser que, precisamente, un milagro, según parece improbable no obstante la doliente toma de posición Papa y la perspicaz iniciativa de la diplomacia vaticana. Tal vez "el milagro" podría ser el abandono voluntario del poder (y el exilio) por parte de Saddam y de su entourage.

No resiste más la teoría maniquea del “bien” y del “mal”

Por otro lado, Bush ha forzado la situación hasta un punto casi sin regreso; esta vez el partido no podrá concluir con un aplazamiento, sino con la victoria de uno de los dos contendores. Y para el perdedor no habrá salvación.

Bush está consciente de ello (como, por el otro lado, Saddam) por eso está decidido a jugarse el todo por el todo con tal de absolver, con provecho la tarea que le han asignado sus poderosísimos sponsors electorales: apoderarse, incluso con la guerra, de las enormes reservas petrolíferas de Irak que, agregadas a las de la limítrofe Arabia Saudita y de las otras petromonarquías del Golfo, asegurarán a las compañías norteamericanas el control del mercado energético mundial y el abastecimiento, a precios mínimos del voracísimo mercado interno.

Nadie cree en las historietas maniqueas del “bien” y del “mal, en la misión salvífica del tío Sam para liberar al tercer y al cuarto mundo de las garras de una mesnada de dictadores (en gran parte criados y sostenidos por la CIA) y, hasta que no se prueba, en el temido connubio entre Saddam Hussein y Bin Laden, o sea entre “el diablo y el agua bendita”.

Las delirantes acusaciones contra los pacifistas se adaptan mejor a los acusadores

A quien acusa al movimiento pacifista y a la izquierda de hacer el juego de Saddam o, peor aun, del terrorista Bin Laden, sería necesario recordarle también, que:

a) la dictadura de Saddam se afirmó pasando por encima de miles de cadáveres de militantes kurdos y de dirigentes del Partido Comunista iraquí y que la gran parte de las armas y de las tecnologías (químicas y bacteriológicas) que los inspectores de la ONU andan buscando fueron vendidas, y abundantemente por los países de la NATO, entre los cuales Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Francia e Italia, además de la ex URSS;

b) el multimillonario saudita Osama Bin Laden no ha militado nunca en los rangos del movimiento obrero y de la izquierda y ha sido proclamado emir del terror directamente en el campo, en la “guerra santa” afgana contra los invasores soviéticos, con el evidente sostén (en instructores y armas) de la CIA y con fondos puéstoles a disposición por varios gobiernos de la región amigos de los Estados Unidos.

Escribe Gilles Kepel, eminente orientalista francés, en el cotidiano marroquí “Liberation”: “En los Estados Unidos, la causa (del “Jihad=guerra santa” n.d.r.) era bien comprendida: los jihadistas combatían “el imperio del mal” soviético, evitando a los boys del Middle West que arriesgaran su vida, y las petromonarquías pagaban la factura ... En 1988, Osama Bin Laden crea en Afganistán una base de datos, fichando a todos los militantes jihadistas y a otros voluntarios que transitan por sus campos de adiestramiento: de ahí nacerá una estructura organizativa, creada en torno a un fichero informatizado, de donde viene el nombre árabe al-Qaeda (“la base” de datos) ...” (citado en A. Spataro - “Il fondamentalismo islamico”, Editori Riuniti, 2001)

El rol de la UE: cooperación pacífica para el desarrollo y la democracia en el mundo árabe

El movimiento pacifista y el centro izquierda debería devolver al remitente esas delirantes acusaciones y reivindicar el derecho de hacer claridad en las relaciones, pasadas y presentes, con estos dos personajes y sobre todo esforzarse por elaborar propuestas creíbles para relanzar el proceso negociatorio en el ámbito de la ONU con respecto al desarme iraquí, sin olvidar la cotidiana matanza que el ejército israelí está perpetrando en los Territorios palestinos ocupados, lejos de los reflectores de la prensa y de la opinión pública internacional, que apuntan todos contra Saddam.

Además de la solución negociada de los numerosos conflictos, el verdadero giro político, en sentido pacifista, en las relaciones entre Occidente y Oriente, en particular entre Europa y mundo árabe, consiste en el comienzo de un proceso de efectiva cooperación económica, técnica y cultural, recíprocamente ventajosa.

Para agilizar dicho proceso, Europa deberá redescubrir el mundo árabe en toda su riqueza y variedad de recursos humanos y materiales, en todas sus energías intelectuales y morales, superando los límites de una relación meramente mercantil.

¿Por qué los Estados Unidos necesitan el petróleo iraquí?

En realidad, la lucha al terrorismo y por la libertad son un biombo desvencijado detrás de cual se trata de esconder la inderogable necesidad de meter las manos sobre el petróleo iraquí.

Para verificar la plausibilidad de dicho asunto, basta sacar cuatro cuentas, con el auxilio de los datos contenidos en “Annual Statistical Bullettin- 2001” de la OPEC.

Con 5,8 millones de barriles/día (mln b/d), los Estados Unidos figuran en el tercer lugar de la graduatoria mundial de los productores de petróleo (después de los países ex URSS y Arabia Saudita) y en el primer lugar de los consumidores (18,5 mln b/d en 2001). En efecto, los Estados Unidos, con poco más del 4% de la población mundial (276 mln de habitantes), consumen el 26% de la producción petrolífera mundial, a la cual es necesario sumar los consumos derivantes de otras materias primas energéticas como el carbón el gas natural, el nuclear, etc. Que llevan el consumo medio/anual por habitante a 8,8 Tep (toneladas equivalentes de petróleo). El promedio italiano es de 2,9 Tep.

Como anota Nicolas Sarkis, uno de los máximos expertos mundiales de energía y director de “Petrole e gas arabe”: “Los datos de base dicen que la producción petrolífera de los Estados Unidos está en constante baja desde alrededor de 30 años, durante los cuales su consumo ha aumentado y su dependencia de las importaciones de petróleo está en fuerte y rápido crecimiento. De un peak de 9,44 mln de b/d de 1972, cuando los Estados Unidos eran el primer productor mundial de petróleo, la producción norteamericana de petróleo bruto ha caído en un 38,6% para descender a 5,8 mln/bd en 2001…En 2020, según las previsiones disponibles, no superará 4,3 mln de bd.” (en “www.infomedi.it“, n. 17 de diciembre 2002)

Se ha determinado así un notable saldo negativo (12,7 mln b/d) entre producción y consumos petrolíferos, cubierto con cuotas, siempre crecientes, de importaciones.

La confirmación de la opción petrolífera de Bush

La administración Bush, en vez de iniciar una política de continencia de los insensatos consumos petrolíferos, ha revocado la adhesión de los Estados Unidos al acuerdo de Kioto, cuya actuación se volvía incompatible con la mantención de una realidad consumística verdaderamente escandaloso y altamente contaminante que provoca daños insostenibles para el delicado equilibrio ecológico del planeta.

La opción petrolífera presupone la certeza de la continuidad del abastecimiento del mercado interno a precios bajos, que no puede ser enfrentada con las únicas, escasas reservas nacionales, estimadas en 22 miles de millones de barriles (mld/b).

Para protegerse, el poderosísimo lobby petrolero USA (al cual no son extraños los intereses de la familia Bush y de otros acreditados representantes de la actual Administración) ha decidido una estrategia que mira al acaparamiento de recursos petrolíferos en gran cantidad y en condiciones de máxima agibilidad política. ¿Dónde ir? Una vez más al Golfo, en el área de más alta concentración petrolífera del mundo; en vista de que sobre los recursos del Cáucaso y de Asia central ha alargado las garras el oso de Moscú.

Por sí solas, las ingentes reservas de Arabia Saudita (admitiendo que siga siendo siempre “saudita”, o sea feudo de la tribu de los Saud), no podrán asegurar, en el medio-largo período, la continuidad del abastecimiento a las condiciones deseadas por las compañías USA.

Por esto urge meter las manos sobre Irak, o sea sobre el segundo país del mundo por reservas petrolíferas comprobadas (112,5 mld/b) donde, desde hace alrededor de 30 años, desde cuando está en el poder Saddam Hussein, ninguna compañía estadounidense ha puesto pie.

Países del Golfo: reservas comprobadas de 700 miles de millones de barriles de petróleo

Los recursos iraquíes, agregados a los de Arabia Saudita (262,6 mld/b), Emiratos Árabes (97,8 mld/b), Kuwait (96,5 mld/b), Qatar (15,2 mld/b), Omán (5,8 mld/b), reúnen la belleza de 590, 4 miles de millones de barriles; o sea una cantidad 27 veces superior al total de las reservas USA.

De esta cuenta quedan fuera las importantes reservas petrolíferas de Irán ( 99 mld de barriles), sin embargo el país de los ayatollah está siempre en cúspide de la lista negra de los “Estados canalla”. Tal vez en un segundo tiempo ... (ver tabla n. 1)

Los escenarios que se podrán verificar ponen serios problemas y no sólo a los movimientos pacifistas.

Existe concretamente el peligro de una desestabilización en cascada de casi todos los regímenes árabes cuyo desemboque será o el de una deriva “fundamentalista” o el de una ulterior exasperación de los sistemas dictatoriales. Así como hay que temer que las crisis embista, sobre todo desde sobre los versantes político y económico, a la Europa fuertemente expuesta a los contragolpes derivantes de las consecuencias del conflicto y de los aumentos incontrolados de los precios petrolíferos (ya hoy el precio del barril es de 37 dólares, con la guerra desencadenada la UE teme que pueda aumentar hasta 70 dólares).

Por esto, los exponentes políticos y del empresariado italianos y europeos deberían tomar razón de que esta guerra es también un serio problema en el camino de la construcción de la Unión Europea.

La estrategia USA apunta, en efecto, al control de estos ingentes recursos, que además están concentrados en un ámbito territorial restringido y homogéneo, también políticamente, (la única anomalía, la iraquí, se la quiere eliminar con la guerra preventiva), para condicionar la economía mundial para los próximos 40-50 años, en primer lugar la de los países competidores industrializados, fuertes consumidores y escasos productores de otras materias primas energéticas.

Del control de los recursos al dominio del mercado petrolífero

Una vez adquirido el control total, político y militar, de los recursos petrolíferos será fácil asegurarse el dominio sobre el pingüe mercado de la distribución y del consumo de los productos petrolíferos.

El negocio es de los pesados o sea un mercado del valor anual de alrededor de 650 miles de millones de dólares.

En el último ventenio (1981- 2001), el consumo mundial de productos petrolíferos se ha incrementado aproximadamente en un 20% , pasando de 57, 5 mln di b/d a 71,1 mln de b/d (+13,5 mln di b/d).

La parte más consistente de tal incremento ha sido atribuida a la región “Asia y Pacífico” que ha pasado de un consumo de 10,1 mln b/d de 1981 a 19,3 mln b/d de 2001.

América del Norte, (el dato está atribuido principalmente a los Estados Unidos) ha visto aumentar su ya elevado consumo de otros 3 mln de b/d, mientras Europa occidental de aproximadamente 2 mln de b/d. Es significativo también el aumento de los Países del Medio Oriente que prácticamente han visto duplicar su cuota-consumos: de 1,8 a 4,1 mln di b/d.

Leves aumentos hacen registrar las débiles cuotas de África y América Latina. Como tendencia contraria, sobre todo en el período 1991-2001, está el dato relativo a los países de Europa oriental que registra una fuerte caída (una reducción a la mitad) de los consumos (de 9,3 a 5,0 mln di b/d). (ver tabla n. 4)

En 2001, el valor (en dólares) del mercado petrolífero mundial ha sido certificado en torno a los 650 mil millones de dólares USA, una cifra considerable, correspondiente aproximadamente al 10% del valor de la exportaciones mundiales.

En lo que respecta al reparto de este “botín”, la parte del león la tienen las cinco principales sociedades petrolíferas las cuales, desde 1997 al 2001, han visto crecer sus ganancias en alrededor de 100 mil millones de dólares (ver tabla n. 3)

Naturalmente, sería necesario considerar la desastrosa incidencia que el elevado aumento de los consumos petrolíferos habrá podido determinar en el ya precario (¿o comprometido?) equilibrio ecológico del planeta, sobre todo en referencia a los volúmenes de emisión de gases veneníferos en la atmósfera.

El monopolio de los recursos para condicionar el desarrollo mundial: los riesgos para la nueva Europa.

En la lista de los principales países consumidores/importadores de petróleo figuran, además de Japón y Corea del Sur, los más importantes países de la U.E.: Alemania con un consumo de 2,7 mln de b/g y un import de 2,1 mln b/g (o sea 77%); Francia (1,9 mln de consumo/ 1,7 mln de import (89,4% ); Italia (1,7 mln de consumo/ 1,66 de import, (97%); España (1,3 mln de consumo/ 1,1 d’import ( 87,6%). Gran Bretaña, con 1,7 mln de consumo y 0,9 mln de importaciones (52,9%), y el país europeo menos dependiente de las importaciones petrolíferas. (ver tabla n. 2 )

Estos datos si, en parte, explican los propósitos belicistas del laborista Blair no justifican de manera alguna el alineamiento pasivo, incluso autolesionista, de los gobiernos de centro-derecha de Berlusconi y Aznar que tal vez se han dejado encantar por algunas ilusorias promesas de trato privilegiado, hechas por bajo cuerda por algún “ministro”del gobierno-fantoche o por el espejismo de una participación en los dividendos de la guerra ...

En realidad, el predominio estadounidense sobre los recursos y sobre el mercado de la energía hipotecará el futuro de la Unión Europea y del más grande polo económico del área del Pacífico, o sea de dos temibles potencias que podrían insidiar, o por lo menos limitar, la supremacía “imperial” de los Estados Unidos. (traducion de Josè Blanco)

24 febrero 2003

*Agostino SPATARO

Director del Centro de Estudios Mediterráneos/ e-mail: cestumed@tin.it
Es autor de numerosos volúmenes sobre el mundo árabe y sobre el Mediterráneo, entre los cuales:

“I Paesi del Golfo”- Editrice internazionale, Roma, 1991

“Il Mediterraneo”- (coautor B. Khader)- Edizioni Associate, Roma, 1993

“Il fondamentalismo islamico”- presentación di Y. Arafat- Editori Riuniti, Roma, 2001

Derechos Reservados: está autorizada la difusión, incluso parcial, del presente artículo con tal que se indiquen claramente el nombre del Autor y el sitio de la revista que lo publica: www.infomedi.it









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